Hay momentos en los que nos apetece mucho escaparnos o hacer un viaje. Intentamos convencer a nuestros amigos, nuestra pareja o nuestros familiares, pero las agendas no dan abasto. ¿Y ahora qué hacemos?

Cuando viajamos por nuestra cuenta, parece que las horas se alargan. Los silencios se convierten en una parte fundamental del camino del descubrimiento y ayudan a contemplar lo que tenemos delante, ya que suponen una forma de encontrarnos con nuestro yo interior y con el mundo en un diálogo constante. Y si hay un lugar donde todo esto se vuelve mágico, ese lugar está en la ciudad de Palermo, el corazón de Sicilia.

Enclavada entre Oriente y Occidente, la metrópolis de Palermo acoge y sorprende con sus colores, olores y un torbellino de sonidos y vitalidad que ya desde el aeropuerto te darán la sensación de haber aterrizado en un mundo nuevo.

Palermo es la ciudad de los encuentros, donde los ambientes típicos del territorio italiano se mezclan con escenas de Las Mil y Una Noches mientras el mar envuelve la ciudad, a la que otorga matices inolvidables. El clima es acogedor en todas las épocas del año, aunque la primavera ya parece anunciar el caluroso verano. 

Por ello, damos luz verde a tejidos ligeros y colores vivos con los que sumergirte en la historia árabe-normanda de esta ciudad.

Mercado de Vucciria

Cuando paseamos por la ciudad de Palermo, parece que nos encontramos en una urbe árabe, ya que algunos lugares y mercados desprenden la atmósfera típica de los zocos y bazares. Pero hay un lugar que, entre todos, puede contar mejor que ningún otro la historia de las tradiciones árabes e italianas: vamos a descubrir juntos el mercado de Vucciria, en el corazón de la ciudad.

El nombre hace referencia al ruido, al bullicio típico de los mercados, de ahí que este sea el mayor de la ciudad. ¿Qué encontrarás? Aunque tiene de todo, te recomendamos que explores los sabores tradicionales de Palermo. Desde los archiconocidos arancini, que podrás conseguir de mil sabores, pasando por los paninis con los típicos panelles y los buñuelos de harina de garbanzos, hasta el bocadillo de bazo (¡para los más atrevidos!).

Aquí destacan los tejidos bordados, típicos de la tradición siciliana; los vestidos sueltos y ligeros, y las faldas voluminosas y exuberantes, como la oferta enogastronómica del mercado de Vucciria.

Playa de Mondello

Si lo que buscas es arena blanca, mar cristalino y belleza mediterránea, te aseguramos que lo encontrarás a pocos pasos del centro de Palermo. Así es la playa de Mondello, que en sus orígenes era un pueblo de pescadores y hoy es una de las más famosas de Sicilia.

A partir de marzo, las temperaturas se suavizan, lo que anticipa unas semanas la primavera. Además, cuando los colores del mar se funden con los de esta maravillosa estación, lejos de las aglomeraciones estivales, Mondello se transforma en un verdadero oasis de belleza. Para completar la oferta, la zona está repleta de locales y restaurantes donde dejarse sorprender por el arte culinario siciliano.

El centro histórico y los tejidos 

El centro histórico de Palermo ofrece una de las vistas más bellas de Sicilia. La riqueza de su arte, historia, arquitectura y tradición la convierten en un laberinto de estilos diferentes, fruto del encuentro de culturas. En el centro, podrás conocer historias y leyendas, perderte por las estrechas callejuelas de la ciudad y luego encontrar el camino de vuelta desde alguna de sus innumerables plazas. Una parada obligatoria es la plaza Vigliena (o del Quattro Canti), el lugar donde confluyen las cuatro calles principales y donde las estatuas de las esquinas representan las cuatro estaciones.

Además, tampoco faltan los talleres de artesanos con sus típicas labores textiles. De hecho, un verdadero arte tradicional es el del bordado a mano.

Es una técnica de bordado que, según se cree, procede de la cultura árabe tradicional, pero que hicieron famosa los nobles italianos. En un principio, esta particular técnica de bordado surgió de la necesidad de que las prendas de las mujeres sicilianas, desde los vestidos hasta la ropa interior, fueran únicas y personalizadas. En la actualidad, es un símbolo de la maestría italiana, protagonista de los escaparates y las pasarelas de la alta costura. Es un trabajo que requiere paciencia, dedicación y pasión. Pero, ante todo, una muy buena calidad de tejidos, que van desde el lino hasta el fino algodón con el que se confeccionan los bordados.

Palermo es una ciudad viva y extraordinaria que a lo largo de los años siempre se ha atrevido a contar su propia historia y forjar su propia personalidad. Ha aprendido a valorar cada elemento distintivo que la compone. Por ello, Palermo es la personificación de una mujer a través de la valentía que ha tenido al analizarse a sí misma y reinventarse, a la resistencia que ha demostrado a lo largo de los siglos y a la belleza que la hace única.